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jueves, 1 de noviembre de 2018

Aprendizaje a lo largo de toda la vida:

un derecho de cuarta generación para los mayores.


A la derecha, Florentino Blázquez, director de la UMEX;
a la izquierda, Ignacio Chato.
      El pasado 20 de octubre me invitaron a presentar una breve ponencia en el IV Congreso anual de Maduralia, que se ha celebrado en Don Benito (Badajoz). En su última mesa -"Formación a lo largo de la vida"- interveníamos Florentino Blázquez, director de la Universidad de Mayores de Extremadura (UMEX), y yo, al objeto de plantear experiencias, objetivos y proyectos en relación a una cuestión que, afortunadamente, va ganando espacio en el ámbito de las personas mayores. Y es que el mundo del aprendizaje debe ocupar un lugar central desde la perspectiva del "envejecimiento activo", un concepto que cada vez se hace más necesario reformular y, sobre todo, renombrar.


    La educación se ha concebido tradicionalmente como un derecho casi exclusivo de la población infantil, adolescente y juvenil, como proceso preparatorio para la vida adulta y activa. Sin entrar a valorar cómo cumple el sistema educativo en su objetivo de formar a ciudadanos y profesionales, tanto en su etapa obligatoria como post-obligatoria, conviene señalar la escasa atención que, tradicionalmente, se ha prestado a la educación de las personas adultas. Y es que, casi por definición, la educación se ha tenido como un proceso preparatorio, orientado a la formación inicial -más allá de los distintos niveles y etapas educativas- y a la formación profesional, que corresponde a las edades previas a la edad adulta. Una vez alcanzado el nivel educativo dado -fuera la primaria, la enseñanza obligatoria, el bachiller, una cualificación profesional o un título universitario-, todo quedaba en manos de la experiencia profesional y personal, sin que correspondiera a los servicios públicos el entenderse de una formación ulterior a la alcanzada dentro del sistema. A partir de entonces, todo quedaba bien en manos de las empresas, encargadas de la formación y mejora profesional de sus trabajadores, bien en manos de cada cual, que de manera particular podía invertir tiempo, esfuerzo y dinero en su propio desarollo personal.

Comunidad creada por la Fundación Mayores de Hoy
      Es cierto que, desde hace décadas, las administraciones han venido atendiendo a las necesidades educativas de diversos colectivos de adultos, con una oferta orientada fundamentalmente a la inserción laboral y encaminada hacia la formación profesional. Una oferta que podríamos denominar de segunda oportunidad, para aquellos que, en su día, resultaron "fracasos escolares" y que hoy se denominan, con un eufemismo bienintencionado, "abandono escolar temprano". De esto modo se ha ido gestando una oferta de educación para adultos como un sistema paralelo al formal, a modo de pasarela para la certificación y titulación académica o la cualificación profesional. En torno a esta propuesta educativa, se han ido integrando personas mayores que, lejos de buscar una utilidad profesional, tratan de dar respuesta a sus inquietudes formativas. Así han estado integrándose en los centros de adultos personas de edad para las que, en principio, no se había previsto sitio y lugar, ni un itinerario específico sobre el que articular unas "enseñanzas" que dieran respuesta a sus demandas y necesidades. Afortunadamente, los centros de adultos, proyectados en otros municipios más pequeños gracias a la acción de los ayuntamientos, han contado con la ayuda de las universidades populares y las propias instituciones universitarias, gracias a las llamadas "universidades de mayores" o "de la experiencia", que se han ido generalizando por todos los distritos. En algunas universidades, que están notando ya el descenso de población joven demandando sus títulos, es la de los mayores la matrícula que más crece.

Enlace al portal del Ministerio de
Educación y Formación Profesional
      Nos encontramos ahora en un momento de especial importancia en el ámbito de la educación de las personas mayores. Una coyuntura en la que, por una parte, disponemos de una oferta educativa que, aunque existente, no está satisfaciendo adecuadamente las necesidades de aprendizaje que presenta este sector de la población. Y, por otra, con la obligación de promover una demanda que, siendo creciente, resulta todavía escasa porcentualmente con respecto al conjunto de mayores, conscientes todos de que el aprendizaje constituye uno de los principales vectores para la promoción de su autonomía  y la mejora de su bienestar. Una coyuntura que debe obligar a las administraciones a enfrentarse a un nuevo reto, el de la educación de las personas mayores, integrando a este colectivo como nuevo usuario de un servicio que, hasta ahora, no ha recibido la atención debida. Esto implica no solo reformular las acciones educativas actualmente existentes, sino plantear una nueva estructura formativa y diseñar itinerarios específicos para este sector de la población, convirtiendo de hecho un derecho que se pronuncia en voz baja, el del aprendizaje permanente y a lo largo de toda la vida. Un nuevo horizonte que debe dibujarse sobre propuestas innovadoras, que atiendan a un colectivo cada vez más numeroso y heterogéneo. Un amplio grupo poblacional, más diverso aún que el que han venido presentando los usuarios de otras etapas educativas, que viene a demandar servicios de mayor calidad, que logren atender a sus necesidades e intereses específicos. Precisamos, pues, de un nuevo acuerdo nacional, de un auténtico pacto de estado, que incluya a los mayores como usuarios de servicios formativos, que permitan su integración como ciudadanos de pleno derecho también en el sistema educativo.

      La educación de las personas mayores constituye un ámbito más del "reto demográfico" con el que la sociedad en su conjunto debe enfrentarse. Resulta imprescindible ponerse a trabajar en una línea de acción que, hasta el presente, se ha ido afrontando de una manera parcial y más o menos improvisada. Debe constituirse en un centro de atención principal, incluyendo a la de los mayores en una etapa más del sistema educativo. Esto supone el trabajar decididamente en un terreno todavía escasamente desbrozado, el de las competencias clave o básicas de los mayores en la sociedad actual y el de las metodologías adecuadas para su ejercicio y desarrollo. Pero también el llevar a cabo políticas concretas orientadas a dar respuesta a esta nueva dimensión de la educación.Y aquí es donde entran propuestas alternativas como los "centros intergeneracionales", un modo de integrar a usuarios diferentes en un mismo centro educativo, que además de mejorar el aprovechamiento de los recursos existente, genera un espacio de interacción que beneficia a todas las edades. Pero de esta cuestión ya escribiremos en otra ocasión. Por de pronto, las administraciones debieran incluir entre sus prioridades el abordar la atención no solo a la etapa de los 0-3 años, sino también a esta otra que empieza a los 65 y termina a los 100 -por poner dos cifras-.

Ese soy yo.

Un nuevo plan para el curso 2018-2019


      Llevamos mes y medio de curso y el plan intergeneracional de nuestro Centro, el IES Jaranda, ya se ha puesto en marcha. El de este año toma prestado el título -"Ese soy yo-", como siempre hacemos, de otro plan, el de animación a la lectura, que constituye la base temática de la agenda escolar. Está centrado en el mundo de la mitología, no solo la greco-latina, sino desde una perspectiva más o menos universal. Tiene como icono y portada un precioso cuadro de John William Waterhouse (Echo and Narcissus), haciendo precisamente de Narciso el símbolo de los objetivos y expectativas que nos proponemos para este nuevo curso escolar. Una visión alternativa y positiva del mito de Narciso que poco tiene que ver con el ensimismamiento, todo lo contrario. El lema que adoptamos sitúa al otro en el centro de nuestra atención. Es todo un canto a la alteridad, a reforzar la importancia de los demás en la vida de uno, de saber mirar y lograr verse en los otros. Y en ese cruce de miradas, el mito cobra un nuevo valor, porque es lo que vemos en el otro lo que nos engrandece. Un valiente acto de reconocimiento, que entiende que gran parte de lo que somos está en los demás. 

      Estos son los retos para esta nueva andadura: el conocimiento de uno mismo, la empatía y el valor de la alteridad, pero también la ciudadanía, esa manera de vivir con los demás orientada hacia el compromiso, la ayuda y el cuidado. Un nuevo modo de entender el ser y el estar en comunidad, que ha dado nacimiento a un acertado y elocuente neologismo: "cuidadanía"*. Invoquemos pues a esos héroes que, desde fuera y dentro de uno mismo, refuerzan nuestra conciencia y construyen esta nueva identidad. Hagamos de la realidad un mito y del mito, una realidad.

     Incluyo dos fragmentos de la introducción de la Agenda Escolar de este curso escritos por Chelo Hidalgo -Jefa de Actividades Complementarias y Extraescolares- y Manuel Negrete -Director del IES "Jaranda"-.

* Este "palabro" nos lo acercó Charo Batlle en las jornadas de formación de formadores en Aprendizaje-Servicio que tuvimos la suerte de disfrutar en las Rozas el pasado mes de septiembre, y que ha sido entrada en su blog (https://roserbatlle.net/2018/10/02/cuidadania-constancia-y-optimismo/). El término ha sido acuñado por Fernando de la Riva (https://eltercerpuente.com/elogio-la-ciudadania/).

Edward Burne-Jones, El espejo de Venus.
      Vivimos las emociones del mito y el mito nos las hace revivir a nosotros. Los mitos no son cosa del pasado ni son algo viejo. Son también parte de nuestro presente y siguen vivos en nosotros.  Y eso es lo que los convierte en algo mágico y legendario. Nos miramos en todos ellos a través de un mundo real y otro de fantasía. Nos reflejamos en sus aguas para buscarnos y reconocernos. Nos convertimos en narcisos de nuestro propio destino.
      La madre de Narciso, la ninfa azul Liríope, "la que tiene forma de lirio”, consultó al sabio Tiresias si su hijo tendría larga vida. La respuesta fue: "Narciso vivirá hasta ser muy viejo con tal que nunca se conozca a sí mismo". Un enigma tan desconcertante como el famoso oráculo de Delfos de "conócete a ti mismo", que expresa tanto la dificultad de la toma de conciencia de uno mismo como el anhelo de buscar constantemente algo estable en nuestras vidas. La interminable búsqueda de nuestra huella, de la identidad que nos define y nos hace ser lo que somos. Ese “yo” tan escurridizo que cambia permanentemente y nos engaña. La propia imagen de Narciso, reflejada en la quietud limpia y cristalina del espejo de agua y el deseo de fundirse con ella, es identificarse plenamente con el otro a través del agua y de los sueños. Y adentrarse en las aguas oscuras conlleva un riesgo que hay que superar y, aunque “haya habido incluso mucha gente que se ha ahogado en un espejo" -nos dice irónicamente R.Gómez de la Serna- es necesario experimentar la fascinante aventura de conocerse y reconocerse en los demás. 
      Narciso alcanza el conocimiento de sí mismo atravesando la tenue capa del agua: "Ese soy yo. Ya me he dado cuenta y ya no me engaña mi imagen". Un grito de reconocimiento, que ilumina lo inestable de nuestra identidad para alcanzar nuestro mayor deseo, la inmortalidad, la de ser como dioses. 
Chelo Hidaldo Sánchez 


John William Waterhouse, Circe Invidiosa.
      Ese soy yo. O tal vez podamos decir que aquel o tú sois yo; que yo soy muchas personas, no siempre la misma. O quizás, que para poder ser yo necesite de vuestra existencia y de hecho me mire en vosotros; que todos nos miremos en todos. ¿No es esto aprender? Mirar al otro, a su obra, sus conocimientos, a su historia, a sus vivencias, inquietudes, virtudes. ¿No será que cuando te miras a ti mismo ves también a otros, a cualidades que reconoces en otros? 
“Ese soy yo” es el título de nuestro plan de animación a la lectura en esta edición. Está dedicado a la mitología y es una invitación al desarrollo personal de todos. Los mitos constituyen enseñanzas acerca de la naturaleza del ser humano; metáforas que representan nuestras pasiones, miedos, incertidumbres, sentimientos, creencias. La mitología, de toda cultura, nos ofrece de forma alegórica, atractiva, imaginativa y fantástica el relato de la vida y el juicio que hacemos de ella. Con una lectura profunda del mito se alcanza el verdadero sentido de su existencia: el aprendizaje ético, que en las fábulas equivaldrá a la moraleja, y nos ofrecen la posibilidad de reflexionar mirándonos en él. 
No somos seres fantásticos, no todos, y no por ello podemos evitar ser referencia, ejemplo y espejo en los que mirarnos unos a otros. Este curso nos vamos a mirar, a estudiar, a iniciar con el otro, contigo, conmigo. El IES “Jaranda” es un espacio de convivencia; con vivencias compartidas, donde no importa la edad y las enseñanzas esenciales y duraderas surgen de lo que nos une, de lo que es común a todos nosotros y le es propio a nuestra naturaleza cooperativa. Profundizaremos en el aprendizaje que sitúa a la persona en el centro de la experiencia educativa, donde lo “aprendido y enseñado” representa un valor comprensible e incluso aplicable en la mejora del entorno y el contexto natural, social y cultural. No importa el nombre, importa el cómo. Será ABP (Aprendizaje basado en Proyectos), ApS (Aprendizaje – Servicio) o como sea; trabajamos por desmitificar la nomenclatura y hacer realidad la máxima de ofrecer a todos lo que mejor se adapte a sus cualidades, necesidades e intereses, sabiendo que la formación con mayúsculas no puede surgir de la normalización o la indiferencia hacia la individualidad o la diversidad: lo común y compartido está igualmente en todos nosotros.
Seguiremos con nuestro Programa Intergeneracional, intensificando y diversificando las actividades intergeneracionales en nuestro centro y en el entorno: continuaremos reconociéndonos en y con nuestras mayores. Seguiremos siendo un mito “invertido”, del presente hacia el pasado, para ellas que vivieron nuestras vidas mucho antes que nosotros. Y les enseñaremos a reescribir su historia, como nos enseñan ellas a leer la nuestra. 
Manuel Negrete