domingo, 11 de junio de 2017

Puesta en marcha del Taller de Cocina Terapéutica.

Los alumnos del primer curso del ciclo de grado medio de Técnico en Cocina y Gastronomía ponen en funcionamiento, en este curso escolar 2016/17, el taller de cocina terapéutica.

  
        Tras la experiencia piloto del curso pasado, los alumnos del ciclo de Cocina han desarrollado a lo largo de este curso el Taller de cocina terapéutica, desde octubre de 2016, a poco de comenzar el curso, hasta este mes de junio, con una periodicidad quincenal. El lema y objetivo principal de este taller, "Despertar los sentidos", es toda una declaración de intenciones, un plan de trabajo orientado no solo a estimular los receptores sensoriales y la psicomotricidad de los residentes que participan en estas actividades, sino también a mejorar el estado de ánimo y despertar las ganas de hacer cosas y de estar activos. En este curso nos hemos propuesto nuevos horizontes, tanto en el diseño de los procesos y los movimientos que los mayores deben realizar, para mejorar y entrenar los músculos y articulaciones de hombros, brazos y manos, ayudados por el fisioterapeuta de ServiMayor, como en cuestiones de dietética y nutrición, diseñando recetas que se ajusten mejor a sus necesidades alimenticias específicas.

         El esquema de organización continúa siendo el mismo. Los alumnos trabajan en equipo y se encargan de diseñar las recetas y de adaptarlas a los procesos y características nutritivas de los mayores residentes. Son ellos los que calculan las cantidades y el tiempo que cada proceso requiere, organizando las actividades para que los participantes mantengan un ejercicio continuado. Tienen que organizar las tareas para que en el desarrollo del taller -que tiene una duración de dos horas y media- se completen  las distintas elaboraciones y cocciones y dé tiempo a degustar los platos elaborados.


           Los alumnos consiguen en sus talleres dinamizar a los residentes, la mayor parte de ellos aquejados bien con problemas de motricidad (ictus o hemiplejias, parkinson) bien con algún síntoma de deterioro cognitivo, lo que resulta todo un reto, que implica y exige grandes dosis de paciencia, de atención y acompañamiento. Para los mayores supone un especial estímulo el desarrollar los procesos e iniciativas que les proponen, recuperando en algunos casos -en otros constituye toda una novedad- actividades que hace tiempo les resultaban habituales y cotidianas. En cualquier caso son iniciativas que rompen con las rutinas habituales, que supone el despertar por un tiempo sus receptores sensoriales y disfrutar con texturas, olores y sabores que ellos mismos se encargan de preparar y elaborar.

            Se trata del segundo año en el que se pone en acción este taller, el curso pasado como experiencia piloto. Una actividad que se enmarca dentro de lo que viene a conocerse como Aprendizaje por Servicio y que pretende que los alumnos aprendan a través de la acción en su propio entorno, por medio de actividades que les pongan e contacto con la realidad en la que viven y sobre la que puedan intervenir. No solo buscamos el que conozcan el mundo del envejecimiento y el de los mayores, sus necesidades asistenciales y los servicios que precisan, sus estados emocionales, sus percepciones y situación vital. Nuestro objetivo es el que tomen conciencia de la invisibilidad con la que tendemos a cubrir el mundo de los mayores y a reactivar los vínculos y nexos que debemos ir tejiendo entre las distintas generaciones. Además, en este escenario de aprendizaje mutuo, los alumnos ponen en juego distintas competencias, tanto específicas de su ámbito profesional, como las que tienen que ver con las relaciones en el equipo de trabajo, la motivación, la comunicación o el liderazgo. Pero también se convierte en un espacio estimulante para su aprendizaje en el contexto de las relaciones sociales y, sobre todo, en el del desarrollo emocional.

           Hemos de ser conscientes de que todo aprendizaje debe contener un importante carácter funcional y contextualizado, relacionado con centros de interés social, lo que aporta un importante grado de motivación para los alumnos. Si estos aprendizajes implican además vivir situaciones de alta intensidad emocional y provocan procesos asociados al amplio mundo de las emociones, el escenario que conseguimos es mucho más propicio y favorable. Los alumnos aprenden en este escenario estrategias, procesos y competencias que, de otro modo, carecen de sentido real y de toda funcionalidad. El trabajo en equipo, cooperativo y colaborativo; el ejercicio del liderazgo; la motivación propia, de los compañeros y de los residentes; la planificación y la organización del trabajo; la toma de decisiones; la adaptabilidad, la flexibilidad y la creatividad. Contenidos, todos ellos, que cobran su sentido en la acción, en espacios reales en los que se les dota de su verdadera importancia y adquieren todo su significado con su ejercicio y su propia práctica. Estrategias que, por otra parte, son las que valora y precisa el entorno laboral de hoy y que difícilmente somos capaces de entrenar y poner en juego en las aulas.

     
 





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