El Aula de Mayores del Instituto ya es una realidad.
Los mayores matriculados en el programa de educación de adultos, organizado por el Ayuntamiento de Jarandilla, han comenzado el curso escolar en el Aula de Mayores del IES "Jaranda".
Después de la experiencia piloto que vivimos el curso pasado, en los meses de mayo y junio, el Aula de Mayores ya tiene su lugar en el Instituto. El pasado 18 de noviembre inauguramos el curso, con diecisiete alumnas matriculadas, que van a seguir un plan de formación asociado a nuestro Programa de convivencia intergeneracional. En principio, dos días a la semana -lunes y viernes-, durante dos períodos lectivos, nuestras mayores vienen al Centro, como unas alumnas más, cargadas de ilusión y de ganas de aprender. Un grupo muy especial que, desde su llegada, ha venido a rejuvenecernos, aportando una nueva dimensión a nuestras aulas y pasillos.
El objetivo es desarrollar actividades conjuntas con los alumnos del Instituto, dentro del horario lectivo, por medio de proyectos y programas formativos diseñados por los profesores participantes, en relación con los objetivos, competencias y contenidos de sus asignaturas. Un modo de aprendizaje colaborativo entre nuestros jóvenes y adolescentes y las personas mayores, en el que pongan en común sus capacidades, destrezas y experiencias. Dentro del campo de actividades que se pretenden llevar a cabo se busca el que las propuestas estén dentro del centro de interés de unos y otros, así como de sus respectivas competencias y ámbitos funcionales. De este modo pretendemos el que se vaya creando un espacio de interacción, que genere vínculos y potencie diversas dimensiones de la competencia emocional, además de mejorar las habilidades sociales y arraigar determinadas conductas y comportamientos positivos con respecto a los mayores y la sociedad en su conjunto.
Con esta experiencia no se trata solo de combatir prejuicios y estereotipos negativos asociados con la edad -lo que a venido a denominarse "edadismo"-, sino de romper con las barreras espaciales y mentales que edificamos entre colectivos que no nos conviene mantener separados. Jóvenes y mayores tienen mucho que aportarse entre ellos, en un momento en el que las oportunidades de encuentro resultan cada vez más difíciles. Los centros educativos y los asistenciales tenemos una especial responsabilidad en hacer de nuestros colegios, institutos, centros de día o residencias espacios de convivencia, lugares abiertos para la participación conjunta de niños, adolescentes, jóvenes y personas mayores. Jamás en la historia ha habido una mayor separación, segregación incluso, entre estos segmentos de edad, que precisa de una rápida y urgente reparación. No podemos seguir invisibilizando el envejecimiento ni permitir que el inmenso valor añadido que supone la experiencia quede infrautilizada. Nuestros jóvenes precisan de referencias y soportes que solo pueden encontrarlas en sus mayores. Y los mayores necesitan de unos espacios cada vez más diversificados, en los que puedan disponer de servicios, relaciones e interacciones, que en ningún caso deben ser limitados por el exclusivismo de la edad. Los centros educativos tienen un enorme potencial para ofertar a los mayores un espacio de encuentro y de realización dentro de los principios del envejecimiento activo, en el que los alumnos y los profesores somos los primeros recursos para aportar a su autonomía, a la prevención de toda dependencia, a su enriquecimiento personal y a su bienestar. Las administraciones públicas, al menos en Extremadura, están ya dando los primeros pasos para que estas iniciativas se extiendan y se generalicen. Aquí, en el IES Jaranda, seguiremos trabajando para que esto sea una realidad.
El objetivo es desarrollar actividades conjuntas con los alumnos del Instituto, dentro del horario lectivo, por medio de proyectos y programas formativos diseñados por los profesores participantes, en relación con los objetivos, competencias y contenidos de sus asignaturas. Un modo de aprendizaje colaborativo entre nuestros jóvenes y adolescentes y las personas mayores, en el que pongan en común sus capacidades, destrezas y experiencias. Dentro del campo de actividades que se pretenden llevar a cabo se busca el que las propuestas estén dentro del centro de interés de unos y otros, así como de sus respectivas competencias y ámbitos funcionales. De este modo pretendemos el que se vaya creando un espacio de interacción, que genere vínculos y potencie diversas dimensiones de la competencia emocional, además de mejorar las habilidades sociales y arraigar determinadas conductas y comportamientos positivos con respecto a los mayores y la sociedad en su conjunto.
Con esta experiencia no se trata solo de combatir prejuicios y estereotipos negativos asociados con la edad -lo que a venido a denominarse "edadismo"-, sino de romper con las barreras espaciales y mentales que edificamos entre colectivos que no nos conviene mantener separados. Jóvenes y mayores tienen mucho que aportarse entre ellos, en un momento en el que las oportunidades de encuentro resultan cada vez más difíciles. Los centros educativos y los asistenciales tenemos una especial responsabilidad en hacer de nuestros colegios, institutos, centros de día o residencias espacios de convivencia, lugares abiertos para la participación conjunta de niños, adolescentes, jóvenes y personas mayores. Jamás en la historia ha habido una mayor separación, segregación incluso, entre estos segmentos de edad, que precisa de una rápida y urgente reparación. No podemos seguir invisibilizando el envejecimiento ni permitir que el inmenso valor añadido que supone la experiencia quede infrautilizada. Nuestros jóvenes precisan de referencias y soportes que solo pueden encontrarlas en sus mayores. Y los mayores necesitan de unos espacios cada vez más diversificados, en los que puedan disponer de servicios, relaciones e interacciones, que en ningún caso deben ser limitados por el exclusivismo de la edad. Los centros educativos tienen un enorme potencial para ofertar a los mayores un espacio de encuentro y de realización dentro de los principios del envejecimiento activo, en el que los alumnos y los profesores somos los primeros recursos para aportar a su autonomía, a la prevención de toda dependencia, a su enriquecimiento personal y a su bienestar. Las administraciones públicas, al menos en Extremadura, están ya dando los primeros pasos para que estas iniciativas se extiendan y se generalicen. Aquí, en el IES Jaranda, seguiremos trabajando para que esto sea una realidad.